lunes, 8 de septiembre de 2008

Roleando 2

-Veo que te has atrevido a regresar, humano. - Con una voz que no indicaba ni condescendencia ni amenaza.
-Ese pergamino es mío por derecho, y no me iré sin él - Exclamó el aventurero a la vez que señalaba su premio con la espada - He estado entrenando desde que me recuperé de mis heridas, y esta vez no fallaré.
-Ese es tu deseo pero, ¿te consideras digno de poseer el pergamino? - Dijo serenamente el otro grifo apenas moviendo su cabeza, pero con una voz que el héroe interpretó como un intento de hacer que se confiara, dispuesto a arrancarle la cabeza de un zarpazo en cuanto se descuidara.
-En este mundo es digno de poseer algo todo aquel que esté dispuesto a luchar por ello. - Respondió desafiante el hombre.
-Sin embargo, la última vez estuviste dispuesto a luchar por ello, a pesar de lo cual fuiste derrotado. No eras más que un necio que intentó lidiar contra lo desconocido sin estar preparado. Necio y por tanto indigno. Pobre humano. - Continuó el mismo grifo.
-Os demostraré que ahora estoy preparado para mataros.

Sin dar tiempo a replicar a ninguno de ambos se lanzó hacia el que había estado hablando en último lugar, dando una estocada directamente a la zarpa que, presta, se levantó contra él. El grifo levantó el vuelo con un grito para evitar un segundo corte, dejando paso a su compañero. El héroe logró esquivar el primer golpe de su garra interponiendo su escudo, pero el guardián se lanzó violentamente hacia adelante, empujándole contra el altar sobre el que estaba el pergamino. El que había levantado el vuelo descendió al lado del que le había golpeado, y ambos le encararon a pocos metros de distancia. Viéndose acorralado...

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