domingo, 16 de octubre de 2011

The Pluto files

The Pluto files (Los archivos de Plutón) es un libro escrito por el astrofísico estadounidense y director del Hayden Planetarium de Nueva York Neil deGrasse Tyson, narrando todo lo referente a la degradación de Plutón de planeta a planeta enano. Se trata de un libro de historia de la ciencia que refleja tanto los antecedentes históricos y descubrimiento de los planetas no clásicos (de Urano en adelante), como la evolución del consenso científico hacia una reclasificación de los cuerpos del Sistema Solar y todo el jaleo mediático y agitación entre la opinión pública que trajo consigo.

En los primeros capítulos analiza el papel cultural de Plutón en los Estados Unidos, en cierta forma muy apreciado por la gente por haber sido descubierto por un compatriota, Clyde Tombaugh, y quizá también por compartir nombre con un personaje de dibujos animados de Disney. Luego pasa a hablar de la historia de los descubrimientos en el vecindario planetario que se habían venido dando en los últimos siglos, y cómo Plutón se encontró buscando el planeta que trastocaba la órbita de Urano y Neptuno respecto a los cálculos. Más tarde se supo que los cálculos eran erróneos puesto que se basaban en datos desactualizados de la masa de estos dos gigantes gaseosos, y que el pequeño Plutón no tenía en ellos un efecto apreciable: quedó claro que más allá de Neptuno no había nada de tamaño considerable.

Luego, Tyson habla de cómo en 2000 la remodelación de la exposición del Hayden Planetarium en la que él participó como director del centro dejaba fuera de la imagen a Plutón como planeta, prefiriendo una clasificación por grupos de los cuerpos planetarios del Sistema Solar en la que Plutón no tenía cabida. Un año después de estrenarse la exposición, un periódico neoyorquino se hizo eco de que "En Nueva York Plutón no se considera un planeta", que fue lo que dio inicio a todo el jaleo posterior.

La opinión pública, los medios, y parte de los científicos se apresuró a declarar su postura sobre el asunto. Pronto quedó claro que gran parte de la oposición a que Plutón dejara de ser planeta se basaba en motivos no científicos, del tipo "siempre ha sido un planeta" o "habría que cambiar miles de enciclopedias y libros de texto", por citar algunos de los más populares y absurdos.

Tyson relata con bastante humor cómo su buzón (tanto el físico como el virtual) se llenaron de misivas de gente que consideraba muy importante hacerle notar que había hecho algo mal. Particularmente, a lo largo del libro añade algunas cartas escritas por niños que no tienen precio, y que suelen ser del tipo "Me gusta mucho Plutón pero usted ya no tanto"

Después pasa a hablar sobre cómo la IAU (Unión Astronómica Internacional) acabó llevando a cabo una votación asamblearia de la que Plutón salió como planeta enano, y algunas divertidas consecuencias, como que el estado de Nuevo México promulgara una ley que establecía que dentro de sus fronteras, Plutón se seguía considerando planeta, y que se celebraría su día particular el 13 de marzo.

El autor relata extensamente sus motivos para no incluir a Plutón en la exposición en un comienzo, y para más tarde abogar por su retirada de la lista de planetas. Básicamente, pone en contexto que cuando Plutón entró en escena, no se conocían ni otros cuerpos del Cinturón de Kuiper (la zona que hay inmediatamente más allá de los gigantes gaseosos), ni que había asteroides y cometas con sus propios satélites, ni que Plutón tiene un alto porcentaje de hielo, ni siquiera que era tan ridículamente pequeño comparado con los demás planetas. Hace una analogía muy reveladora al decir que en el mundo hay 192 países,... o quizá hasta 234, según si tienes en cuenta los que son autodeclarados pero no reconocidos por uno u otro organismo, o los que se quieren separar, fusionar; y que el número resulta menos importante que el hecho de poder clasificarlos y compararlos en función de distintas características, como la producción anual de lana, el nivel educativo medio, o la población por debajo del umbral de la pobreza. de manera análoga, viene a decir que el número de planetas es menos importante que poder agruparlos de manera coherente: Plutón tiene más en común con Eris, Sedna, Quaoar, o incluso su propia luna Caronte, que con cualquier otro cuerpo del Sistema Solar, incluso con los planetas interiores rocosos como el nuestro. Ser esférico no es ya condición suficiente para ser planeta (de hecho, hay un planeta enano con forma oblonga, Haumea), sino que además se pide haber limpiado la órbita propia de otros cuerpos menores, cosa que Plutón no ha logrado hacer ni se prevé que lo haga en el resto de la vida estimada del Sistema Solar.

En resumen, un libro entretenido, en la línea de cualquier intervención de Tyson, y rápido de leer, con mucha información y que da una imagen muy completa del panorama científico y su evolución en lo referente a la organización del barrio en los últimos años. Es fácil de encontrar y pedir por internet, que es como yo lo conseguí, una edición en versión original

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